4- COMENTARIO TEMA 4

ETICA Y EDUCACION EN TIEMPOS DE CRISIS

                La definición de crisis es compleja, en el sentido de que es un producto de la racionalidad del ser humano que tiene o posee un hábito intelectual, que se puede llamar ciencia, una búsqueda sistemática de la verdad. Estas crisis se presentan cuando hay variaciones en los supuestos valores anteriores, y en realidad no son sino modas pasajeras o efímeras ante una situación o una persona que influye en la población.

            En este tiempo de abundancia de bienes, abundancia de tecnología y avances que nos sorprenden cada día se hace necesario reconquistar y reconstruir una antropología filosófica de la educación que recupere y reivindique  al ser humano, pero ya no como medio sino como fin de la filosofía de la educación, la antropología, la ética y  los valores.           En consecuencia, la filosofía de la educación debe estar impregnada de moralidad y de una filosofía del hombre, porque lo más importante es el ser humano. La ética de la educación debe tener como objetivo fundamental la formación de seres humanos éticos (virtuosos) que revaloren y den sentido a la vida.

            Es relación necesaria de compromiso solidario con el otro, lo cual lleva a la transformación de sujeto-objeto educativo (educando) en sujeto social ético en libertad y corresponsabilidad con los otros, en la toma de decisiones éticas y políticas. Porque “la base de la vida humana como de la ética, es la libertad”.

            La educación y la ética “frente a los numerosos desafíos del porvenir” se constituyen en instrumento inseparable y necesario para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad, justicia social, equidad, democracia, igualdad y solidaridad. La educación a través de la palabra y el diálogo, debe ser el espacio transformador del mundo desigual e injusto, desde la práctica educativa en el accionar del sujeto, ansioso de adquirir y producir conocimientos compartidos y socializados. Los seres humanos no se hacen en el silencio, sino en el diálogo y comunicación horizontal; en el trabajo, la acción, la reflexión y en nuestras formas de conducta moral asumidas responsablemente. El camino para ser y transformarse con el mundo, sólo es posible con el diálogo, por el diálogo los hombres solidarizan su acción y reflexión hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado.

            La educación es el medio por el cual se analizan, critican y transmiten valores, reglas y formas de conducta moral, social, política e histórica de la comunidad. La modernidad y la posmodernidad occidental han liquidado los viejos valores y la dignidad humana está amenazada por aquellos que niegan la igualdad, libertad, justicia y el respeto de los otros, seres humanos situados en un horizonte histórico de sentido.

            La posibilidad de una educación para la vida en sociedad deberá ser el principio regulativo del acto educativo, porque se educa para la vida, pero “en la vida misma”. La vida en sociedad es el mayor aprendizaje para que los individuos adquieran conciencia de su ser. La educación, en un sentido amplio, juega un papel fundamental en la transformación de la naturaleza y del mundo.

            Las reglas sociales pueden ser explícitas, pero en su mayoría son tácitas., en este proceso los individuos no sólo aprenden las reglas de convivencia social, sino también los valores y los fines fundamentales de una determinada forma de convivencia social.

            No podemos luchar contra costumbres o formas de actuación que tienen una disposición equivocada en las personas. Lo interno, la vida interior de las personas es lo primero a formar, cuidando la libre elección de actitudes, pero dando la posibilidad de escoger mejores niveles y elegir mejores formas de hacer las cosas.

            Si logramos la recuperación de costumbres y mantenemos las tradiciones que han hecho de un pueblo un sitio donde vale la pena vivir y mantenerse, con la ilusión de producir y desarrollarse, entonces podemos hablar de un desarrollo que se sustenta en ese buscar la vida buena, que era un ideal de los clásicos y sigue siéndolo.